viernes, 31 de octubre de 2014

Antes de partir.

Octubre no quiere irse. Me lo dice todas las noches.
Me lo recuerda cuando por la madrugada echa un poco de llovizna, porque ya no puede dar más, porque ya se va.
Octubre no quiere irse, lo confiesa por la madrugada. No me deja dormir, y en cambio me dice sus temores:
Teme marcharse sin dejar recuerdo. Teme marcharse, como una mes más, otro que pasó, otro que termina. Dice que quiere que le recordemos por siempre, quiere estar en nuestra memoria entre archivo de los mejores.
Octubre no quiere irse, me lo recuerda cada noche. Teme al olvido, no quiere marcharse sin haber marcado tu vida.
Anda y dile cuán especial ha sido.
Dile que vaya en paz, que ha sido el mejor éste año.
Ve, dile que aquí le esperamos, con los brazos abiertos, para cuando vuelva.


***

Octubre no quiere irse, lo repite cada noche.
Octubre.
Con una especial lluvia se despide.

Sonolências

viernes, 24 de octubre de 2014

Desvivirse

Eres como esa canción que escucho por primera vez y pareciese que llevase mi vida entera cantándola.


Quiero que esto quede en mí, quiero guardarlo en lo más profundo de mi corazón, en la pureza de mi alma. Y muchas veces me da miedo decir muy alto lo que siento, y no porque me dé vergüenza, sino que me da miedo que al momento de decirlo, ya no se escuche tan real, y termine siendo palabras vacías.

       Y sé que ni te imaginas cuántas ganas tengo de tomarte la mano y jugar con tus dedos, acariciar tu frente, hablarte al rostro, sentirte cerca. Tengo ganas de besarte y sé que es malo maldecir, pero: Joder, cuántas ganas las que te tengo.

Qué irónico que unos labios que nunca han besado ni sido besados tengan tantas ganas de besar(te).

viernes, 10 de octubre de 2014

Anhelo.

En mis sueños te he encontrado, en ellos me has visitado esta noche. Tan real te he hallado, tan real te he sentido. 
Me llenabas de besos y abrazos y caricias. 
Sonreías por mí y para mí. Me mirabas como si yo fuese lo único, lo más bello en este mundo. En tu mundo. 
Tu mundo. 
Sin hablar. Tan sólo tu sonrisa. Tus manos. Sin hablar, tu mirada y tu sonrisa lo decían todo. Tus manos estrechando mi cintura me hacían sentir protegida. 

Me decías cosas al oído y besabas mis mejillas. Acariciabas mis manos, y con las dos tuyas te aferrabas a las mías, como si temieses que en cualquier momento me levantase y te dejase. Siempre. 

Con tu sonrisa dijiste adiós. 
   O quizá hasta pronto, te veré esta noche. 


En mis sueños te he encontrado, en ellos me has visitado
Tan real te he hallado, 
   real te he sentido.

Moço, seu beijo tem gosto de solidão.

sábado, 4 de octubre de 2014

Joni

Tic, tac.
Tic, tac. 
El tiempo transcurría cada vez más rápido. El sonido del reloj se hacía cada vez más molesto. El tiempo avanzaba y avanzaba; avanzaba sin importarle que ella se quedara atrás. 
      Aquí tienes era la mesera. 
      Gracias agradeció recibiendo la taza de café que pidió cinco minutos antes. 
      No tardó en envolverse nuevamente en su pensamiento, el cual acaba de ser interrumpido por la pequeña agradable mesera, Patti, una mujer de unos 60-y-algo, pero con mucha energía. 
      Ella tenía la mirada fuera de órbita. Podía apreciarse a kilómetros que la mente de la joven no se encontraba en el mismo sitio que su cuerpo. Hasta que algo le hizo regresar a donde se suponía que estaba. 

La campana sobre la puerta ha sonado; alguien acaba de entrar. Sin duda ese sujeto le hizo dejar de pensar en quién-sabe-qué. En el mostrador frente a ella se acababa de sentar un moreno muchacho bien parecido. 
      Hola Patti. 
      Hola querido, ¿lo de siempre? 
      ¿Lo de siempre? Quiere decir que no era la primera vez que él visitaba esa cafetería. 
      Joni, linda, más vale que bebas eso pronto, a menos que te guste frío Joni sonrió tímida. 
      Tienes razón sintió cómo se ruborizaba, sólo esperaba que nadie lo hubiese notado. 
      Te gustó, ¿eh? Es simpático demasiado tarde. La anciana mesera había notado su distracción.  
      Nuevamente, se limitó a sonreír.