Y la blandura de mi sufrimiento.
Por la risa y el gozo y el lamento,
En tanta plenitud desconocida.
Bendito siempre, Amor, porque te siento
Crecer en la ternura compartida
Y por las aguas de tu mar sediento
Que arrasa las orillas de mi vida.
Hoy sé que los rigores de tu fuego
Consumió en llamaradas mi sosiego
Y mi paz se hizo llanto y quemadura,
Ahora voy como barco a la deriva.
Es los escollos de tu roca viva
Rompió mi corazón su arboladura.
Margarita Carrera, escritora guatemalteca.