viernes, 27 de junio de 2014

Hola viejo amigo.

Hola viejo amigo, ¿cómo te va? Tanto tiempo, qué grande estás. Veo que te has dejado la barba y el cabello crecer, no tienes más espinillas en el rostro, ¡cuánto has cambiado!
       Hola viejo amigo, ¿cómo has estado? Cuéntame qué ha sido de ti. ¿Qué has hecho todo este tiempo? Ya te echaba de menos.

Has cambiado, pero aún tienes esa chispa infantil. Viejo amigo, no olvido la belleza de tu sonrisa, ni tu juguetona risa. El brillo de tus ojos soñadores. No olvido cómo la dulzura de tu mirada me hacía sentir, o lo cálidos que son tus abrazos.
      No te olvido, viejo amigo. Qué bonitos días los que compartimos.

El oscuro cielo me recuerda a ti. Y nuestra Luna lleva siempre consigo la imagen de tu simpático rostro.
Oh, viejo amigo, quisiera aferrarme a ti, pedirte que esta vez no te vayas, no me dejes nunca más. Dime que al menos no te irás sin avisar, o mejor, dime que vienes para quedarte.
      Ven y admiremos juntos nuestra Luna.
      Ven y apreciemos juntos su luz.

Hola viejo amigo, te echaba de menos.

Love



domingo, 22 de junio de 2014

Prólogo.

La idea de crear un blog proviene de la loca e imaginativa cabeza de un gran amigo, que seguro lo he mencionado un par de veces: Antonio.
     No sé cuánto tiempo Antonio insistió en lo genial que sería crear un blog y lo excelente que quedaría para publicar mis textos. La idea me agradaba y atemorizaba a la vez. ¿Pero, y si nadie gustaba de lo que escribo? ¿Y si recibía malas críticas? ¿Qué tal si era sólo una etapa y no es que realmente poseyese el don de escribir? Es más, ¿en realidad las personas me leerían? Y existe una cantidad inagotable de cosas que me impedían hacerlo. 

Leí el blog de una chica que terminó por convencerme (de hecho, somos muy buenas amigas): Papel Mojado (Alice). De allí saco la inspiración hasta la fecha. 

Hojas de otoño es lo primero que leí al buscar un nombre para el blog. Luego le encontré un sentido, el nombre debía ser especial, ¿no?
     No conozco el otoño, en mi país existen dos estaciones: verano e invierno. No conozco el otoño pero me hace mucha ilusión. Imagino cómo se siente ver las hojas de los árboles despegarse de sus ramas, los tonos naranja y café. El viento frío, lluvia, el olor a tierra húmeda... 


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Al principio el blog no era más que mi refugio, mi rincón. De hecho, aún lo es, pero ahora es compartido. Temía que mis conocidos lo leyeran y juzgaran. He superado eso y ahora me hace mucha ilusión que lo lean. 
     Cada texto proviene de todo y de nada. Como alguna vez escribí: "Me inspiran las personas, experiencias, aromas, sensaciones, etc." 

Creo que una vez leí algo como: "Escribir es por placer, lo demás es vanidad". Y entonces me pareció que es de lo más tonto. Sí, escribo por placer, porque en verdad es lo que amo, porque soy libre al hacerlo. Pero, ¿qué es un escritor sin lectores? No escribo para ser idolatrada, pero sin duda no hay nada que me alegre más que ver un comentario en el blog. 

Siento que he escrito cosas que no vienen al caso y el original propósito de esta entrada era hablar respecto a por qué el blog...
     En fin, gracias al blog he conocido a personas increíbles, he leído a personas con una habilidad increíble para las letras. Gracias a este rincón me siento más libre cada vez, un lugar donde siento que soy más real que en cualquier otra parte.

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viernes, 13 de junio de 2014

Esencia.

Estaba viendo fotos en mi Facebook de hace tres o cuatro años y cierta tristeza llegó. Y pienso: HOY, ahora, soy feliz; AYER, en aquellos años, pretendía serlo. Intentaba encajar en una realidad que no me corresponde.
En algún momento quise ser aceptada por ese grupo cayendo entonces en la hipocresía, falsedad, engañándome a mí misma, intentando hacerme creer que era como ellos. Quise creer que había algo mal en mí, que algo debía cambiar de mi persona para ser catalogada como perfecta.
Por más que lo intenté, por más cambios que diera a mi imagen, aún si adoptaba nuevos hábitos, por más que resistía a mi verdadera esencia, más lejos estaba de ser como ellos, y por ende, encajar allí.

Estaba viendo mis antiguas fotos en Facebook, tres o cuatro años después, y cierta alegría me atiborró hasta los huesos. Nunca antes me había sentido tan feliz, y si comparamos, nunca antes había sido tan feliz. Estoy agradecida por lo que tengo, por quienes tengo...
Esta es mi realidad, aquí pertenezco, aquí no necesito ser algo que no soy para encajar. Aquí ser diferente es sinónimo de único e importante.
Con libertad dejo de llevar esa máscara que durante años cargué, asfixiándome.

Estaba viendo mis antiguas fotos en Facebook de un pasado que sólo es bueno recordar para agradecer por lo que tengo.


Nunca antes he sido tan feliz.


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